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«Una apuesta por la participación ciudadana infantil», por PASOS Participación

Categoría del post Firmas, Artículos destacados y Noticias Fecha de publicación de la noticia

PASOS Participación somos un colectivo de profesionales que soñamos con una sociedad libre, justa y autónoma, que tenga un reparto equitativo del poder y viva en convivencia sana entre las personas, con otros seres vivos y con la trama de la vida. A través de la participación real y la facilitación llevamos ocho años construyendo conciencia y responsabilidad, articulando relaciones hacia la horizontalidad, desarrollando capacidades sociales, provocando procesos de aprendizaje colectivo y generando espacios colectivos de reflexión-acción, detonadores de transformación.

Una apuesta por la participación ciudadana infantil

La importancia de considerar a la infancia como un colectivo con intenciones e intereses propios, que tiene derecho a ser escuchada y a participar en los temas que afectan a sus vidas, es un hecho en apariencia aceptable y que viene recogido en varias normas y planes [1], pero que no se materializa en una acción real y adecuada por parte de las administraciones públicas.

La necesidad de incorporar la participación en los diferentes espacios de la realidad cotidiana es cada vez mayor, siendo entendida como una estrategia y un fin en sí misma para la mejora de la sociedad, reduciendo desigualdades y capacitando a las personas para una gestión propia de la vida comunitaria. Una cultura de la cooperación, de lo comunitario, de la ayuda mutua, es la más eficaz para llegar a metas comunes. Para alcanzarla es indispensable aprender a generar procesos de acción y de colaboración, definir espacios y recorridos, organizarse, tener conciencia y capacidad de desarrollar tareas conjuntamente. Es decir, necesitamos fomentar competencias que posibiliten la mejora de la acción colectiva, y con ello, posibilitar que la infancia desarrolle menos dependencia y más responsabilidad e iniciativa.

Sin embargo, la participación ciudadana de la infancia, en términos generales, podemos afirmar que es escasa. Participar en aspectos políticos, sociales y comunitarios es una práctica casi inexistente para las niñas y niños, y, si se da, es de forma simbólica, o como mucho informando y consultando [2].

A través de nuestra experiencia [3], en las siguientes líneas describimos con más detalle la situación de la participación ciudadana infantil que nos hemos encontrado al trabajar con niñas y niños de la provincia de Granada, y proponemos algunas pautas para fomentarla, como un elemento clave hacia una sociedad más justa e igualitaria.

 ¿Quieren, saben y pueden participar?

  • A estas edades, de los 8 a los 11 años, las niñas y niños tienen un claro interés por mejorar su entorno, ven el trabajo en grupo como una oportunidad de mostrar su capacidad y sus primeras expresiones de autonomía, pero los pocos momentos de participación colectiva que han vivido han estado marcados más por acciones de rechazo, es decir, mostrar que están en contra de algo, que no de acciones propositivas.
  • No se sienten escuchadas/os ni valoradas/os, y sus ideas y comentarios no se consideran importantes ni de utilidad. Las niñas y niños expresan que no sirve para nada opinar, ya que no se les va a tener en cuenta. Aunque algunas de sus propuestas puedan no adecuarse a la realidad, en nuestra opinión esto no debería ser un motivo para dejar de escucharlos, sino todo lo contrario, deberíamos acompañarles a reflexionar sobre ellas y que adquieran conciencia sobre sus pretensiones.
  • Sus intereses están vinculados sobre todo al ocio, al deporte, al medioambiente y a las nuevas tecnologías. En este sentido, no se trata de realizar más actividades de este tipo, pero si buscar su relación con otras acciones que conlleven una finalidad más social y comunitaria.
  • Tienen pocos o nulos modelos de referencia sobre participación ciudadana en los espacios de la escuela y las instituciones. Los conocimientos sobre participación ciudadana son escasos, al igual que las experiencias en el entorno cercano y dentro de su aprendizaje formal.
  • Carecen de habilidad para escuchar y colaborar. Son muy conscientes de su importancia y valor, pero cuando expresan su opinión o realizan propuestas, no se refleja un hábito de escucha, y del mismo modo les cuesta colaborar. Priman los valores de la sociedad actual, donde constantemente se fomenta la competencia y la individualidad en cualquier plano de la realidad. La participación motivada por los intereses colectivos, públicos o comunitarios está mucho menos presente.
  • Desde las personas adultas de su entorno, tanto en las instituciones como en el ámbito familiar se les transmite el mensaje de que participar es portarse bien y hacer caso. Relacionan la participación ciudadana infantil más con la disciplina y la obediencia que con el derecho de las niñas y niños a opinar, decidir y transformar.
  • Su participación está centrada en la asistencia a actividades, diseñadas previamente por las personas adultas, sin que existan espacios donde las niñas y niños decidan sobre las mismas. Asimismo, los canales propuestos desde las instituciones y sus profesionales para la participación ciudadana infantil se suelen ajustar a peticiones, quejas y sugerencias individuales (ir al ayuntamiento a poner un escrito, enviar un email, decírselo a un adulto…).
  • Tienen pocos o nulos espacios de participación en la toma de decisiones. En general no se encuentran espacios de participación adaptados a la infancia, a sus tiempos, intereses y motivaciones, donde puedan desarrollar una participación ciudadana real. En todo caso los que existen pretenden crear modelos de participación pensados para población adulta (Consejos, Parlamentos, Foros…).
  • Las niñas y niños están muy poco empoderados, cuando se les pregunta cómo mejorar su realidad, la primera opción que comentan es delegar la solución de problemas a las personas mayores y las instituciones. Existiendo una carencia de propuestas proactivas, mostrando una falta de respuestas, escasa iniciativa y mucha.

Propuestas desde la motivación, el conocimiento y los canales de participación

Ante la realidad que nos hemos encontrado, pensamos que es urgente hacer propuestas para cambiarla y abrir oportunidades para que las niñas y niños puedan empoderarse y participar como un sujeto social más. A continuación, resumimos las nuestras:

  • Preguntar, escuchar y tomar en cuenta sus intereses, experiencias, necesidades y propuestas. Uno de los puntos fundamentales para que una acción sea realmente participativa es que parta de los intereses y necesidades de las personas, de lo que están viviendo en ese momento. Por lo tanto, el primer paso es escucharles y proporcionar espacios de diálogo donde las niñas y niños compartan esos intereses y reflexionen sobre cómo llevarlos a cabo, permitiéndoles expresar sus propuestas y generando los espacios y recursos necesarios para que las ejecuten, sin imponerles la manera de desarrollarlas.
  • Potenciar su capacidad y autonomía. Mostrar y realizar procesos participativos donde las niñas y niños encuentren oportunidades para demostrar que son capaces de realizar acciones que les beneficien a ellos/as y a su entorno, pudiendo incidir en las tomas de decisiones de lo que les afecta tanto a ellas/os como colectivo como al resto de su comunidad. Lo más importante es hacerles ver que su implicación y participación es necesaria en todos los elementos y espacios de su comunidad, y empezar con actividades vinculantes, a corto plazo, y que tengan una repercusión.
  • Crear espacios de acción y reflexión sobre la importancia de la participación y los beneficios que conlleva. Para saber participar es necesario experimentarlo, por lo que la aplicación de los conocimientos sobre participación ciudadana debe partir de la práctica, a través de dinámicas y juegos donde las niñas y niños reflexionen sobre sus beneficios, viviéndolos. Esto permite superar la visión asistencialista de que la única forma de mejorar y producir un cambio social es a través de las peticiones, evitando la delegación y asumiendo responsabilidades.
  • Desarrollar los procesos en los espacios y tiempos de participación de las niñas y niños, permitiendo actuar sobre el entorno próximo y la vida cotidiana, porque son espacios conocidos y se pueden transformar perceptiblemente. Participar en los espacios más próximos les ayudará a saber opinar y actuar, ya que tienen más información y estarán más seguros a la hora de plantear actuaciones sobre los mismos. Con esto conseguimos que sientan un cierto protagonismo que aumenta su sentimiento de pertenencia e implicación con su entorno.
  • Han de ser espacios genuinos y reales de participación infantil. Es importante que estos espacios no sean los mismos que se utilizan para jóvenes y personas adultas (como consejos, parlamentos, foros…), ya que se trata de una participación representativa, poco flexible y prosaica. Se deben desarrollar modelos más adaptados y creativos, buscando al inicio acciones puntuales, con las que podamos visibilizar los cambios y logros a corto plazo.
  • Es necesaria una apuesta real por parte de las administraciones públicas con recursos económicos y de personal, destinados a trabajar los aspectos anteriormente descritos.

En definitiva, la participación individual, vista como asistencia a actividades propuestas por los adultos, o, por otro lado, como quejas o demandas, es hoy en día la fórmula más extendida de crear ciudadanía. La apuesta política por otras formas, si bien más complejas, pero mucho más efectivas, es aún una quimera.

Para un mejor desarrollo de la participación ciudadana de la población infantil, se hace imprescindible, en primer lugar, trabajar desde sus intereses y necesidades; en segundo lugar, formar en un conjunto de habilidades sociales que generen una mejora de sus relaciones sociales y con las administraciones públicas; y, en tercer lugar, generar espacios de participación adecuados, donde prime el protagonismo de la infancia y la aceptación de sus decisiones. Pautas básicas para alcanzar una sociedad constructiva y saludable.


[1] Destacamos: La Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia (1989), artículos 12, 13 y 15. La Ley 7/2017, de 27 de diciembre, de Participación Ciudadana de Andalucía, artículos 54 y 55. El II Plan de Infancia y Adolescencia de Andalucía (2016-2020), área de acción: D.-participar y prosperar.

[2] Escalera de participación infantil de Roger A. Hart.

[3] “Talleres de Iniciación a la Participación Ciudadana”, vinculados al Programa “ParticipActiva: la voz de niñas, niños y adolescentes” de la Diputación de Granada (2019). En estos talleres se ha trabajado con alumnado de 5º y 6º de primaria de 16 municipios de la provincia de Granada, asistiendo un total de 494 niñas y niños.


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